“...El diablo te viene a ver,
trae en el pecho un clavel,
trae en la mano un cóctel,
para ti, para ti...”
Decían y decían que los tiempos eran perfectos, yo la verdad no creía en eso pero bueno por algo la vida te va poniendo en los momentos idóneos, yo caí en casa del abuelo porque se andaban metiendo y terminé viniéndome a vivir por unos meses acá en lo que veían que hacían con la casa y justamente un 24 de Agosto estaba haciendo limpieza y en el clóset de donde dormía encontré un detector de metales, recordé algunas historias que decían que mi abuelo un tiempo salía a buscar tesoros pero creo nunca encontró algo, lo revise y era de baterías de esas tipo D, era casi imposible encontrar baterías de esas en la población donde estaba así que decidí abrirlo y probar si funcionaba, al parecer solo le faltaban las baterías, así que de un carrito control remoto de 9.6 volts hice un amarre con las dos baterías y se las instalé al detector, funcionaba, era extraño me puse a probarlo con mi cadena de oro y vi que pitaba, intenté con unos cubiertos de plata y también funcionaba, lo malo es que también funcionaba con las corcholatas de las botellas de refresco, pero yo parecía como niño con juguete nuevo.
Eran las 3 pm cuando después de comer decidí ir a probarlo al
cerro, conocía unos lugares donde decía la gente que había oro así
que aliste mis cosas, me subí en la moto, tercie el detector de
metales y me enfilé, quizás no iba a encontrar tesoros de la
revolución o algo pero me iba a divertir y servía que mataba un
poco el tiempo, dejé la moto hasta donde había falsete, no quería
estar invadiendo propiedad privada, total si me preguntaban les iba a
decir que solo iba caminando, eran las faldas de un cerro, era muy
bonito, siempre me gustó estar aquí, me daba como tranquilidad y
paz, los arboles, el agua correr, vaya era todo lo bueno, así que me
empecé a internar, no encontraba mas que pura basura metálica pero
nada bueno, así que me aventuré un poco mas, no había visto la
hora pero ya me sentía cansado, de pronto me puse a tomar
fotografiás para ubicarme de nuevo, había tenido una sensación de
que me había extraviado, era imposible veía todo igual pero después
me acordé que había un río y caminé hacía el y fue de la manera
en que salí, llegué a la moto a las 7 pm, ya era un poco tarde y me
sentía extraño, sentía que algo me hacía falta, así que en la
primera tienda del ranchito que estaba ahí cerca pasé y compré una
cerveza, la iba a pagar pero el señor se puso a platicar, no me
conocía ni yo a él pero quizás su vida era muy aburrida, me empezó
a contar historias y seguíamos bebiendo, en eso dieron las 9 de la
noche y ya me estaba sintiendo medio entonado y todavía tenia que
manejar, así que al querer pagar me di cuenta que no traía mi
cartera, carajo la había perdido, le dije al señor que le dejaba mi
celular o el detector de metales, tenía que ir a buscar mi cartera,
el señor quizás vio mi desesperación y me dijo que volviera al
siguiente día y le agradecí por la charla y la confianza, me
despedí y me fui a intentar buscar mi cartera.
Ahora si metí la moto hasta la orilla del río, de mis cosas
saqué una lampará y empecé a caminar rio abajo, me daba miedo y
mucho, no sabía si me iba a salir un animal o algo así y me atacará
pero también quería recuperar mi cartera y aparte iba medio
entonado, así que seguí hasta que encontré el lugar donde me senté
a tomar las fotografiás y después de buscar cerca de 7 minutos
encontré la cartera y el problema ahora era regresar, pero creo
ahora si me había aprendido el camino pero de una forma casi
inexplicable el caudal del rio empezó a subir, no quise arriesgarme
porque se escuchaba el agua venir y tuve que hacerme a un lado,
intente seguir por la orilla pero llegaba a puntos donde era
imposible, de pronto empezó una tormenta eléctrica, amenazaba con
lluvia fuerte ya que el viento se dejó venir con todo y estaba
intentando buscar un lugar para ocultarme en lo que dejaban de caer
los rayos, siempre me han dicho que no es bueno estar abajo de un
árbol cuando hay rayos, levanté la mirada, no me lo van a creer
pero vi como una víbora se levantará como si tuviera dos pies en la
parte de abajo de la cola y empezaba a caminar, no perdí tiempo y en
el paredón del cerro vi una como cueva, no lo pensé dos veces y fui
para allá.
Voy a aclarar que no fue nada fácil, en verdad fue muy complicado
poder llegar ahí aventé la luz del celular y no se veía nada,
aventé unas piedras y tampoco, se me hizo raro y lo que hice fue
meterme, no cabía parado así que lo hice acostado boca abajo y
apoyándome en los codos para avanzar, de pronto vi que podía
incorporarme, no creía incluso a pesar de la poca luz del celular
podía ver claramente, era como un corredor largo, me ganó la
curiosidad y empecé a caminar, total ¿qué podía pasar?, caminé
quizás lo de unos 100 pasos cuando vi que había carbón, de
inmediato recordé las platicas de los viejos que decían que muchas
veces el oro se aparecía como carbón, como polvo o como una víbora,
así que no perdí tiempo y me quité las agujetas para poder agarrar
el carbón, también lo eché en mis bolsas y salí, no creo que me
tardé mas de 30 minutos, yo iba feliz de la vida, salí como pude de
ahí y caminé rumbo a la moto con el carbón en las manos, si se
caía algún pedazo regresaba por el, hasta que llegué a la moto.
Me sentía extraño, eché el carbón donde se guardan las cosas en la moto y decidí pasar a pagarle las cervezas al señor, quizás me había tardado un par de horas y todavía estaba abierto, pero en el camino veía las cosas extrañas, no reconocía el camino, había unos arboles que no recordaba, incluso yo recordaba que muchas tierras eran de cultivo y al contrario veía huertas de mango, huertas de limón, si estaba un poco extrañado pero pensé que era por la euforia de haber entrado a la cueva, por fin llegué a la tienda y vi que todo estaba muy cambiado, como si estuviera en otro lugar pero me pareció haber dado con la tienda, vi que estaba un señor ya de edad intentando bajar la cortina y llegué diciendo “todavía no cierre patrón, ya le traigo la feria para pagarle y vamos a echarnos otras cervecillas que me siento medio extraño”, en eso el señor volteo y pude verle el rostro, era mas grande de edad de lo que lo recordaba, se me quedo viendo como extrañado y me dijo “no puedo creer que hayas regresado, te dije que no fueras, te dije que el 24 de Agosto en la noche el diablo anda suelto, no me digas nada, entraste a la cueva del paredón, solo te voy a decir una cosa, han pasado 7 años desde que te tomaste una cerveza aquí mismo conmigo...”
¿Anda suelto? Dìganle que me debe un par de deseos.
ResponderEliminarBro, acuérdate del trato, era tu alma por ese par de deseos... pero quizás te paso como en los Simpsons y ya habías vendido tu alma...
EliminarTe dejo un abrazo endemoniado...
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EliminarQue no se acerque a mi porque te lo robo y me lo llevo jajajajajaja
ResponderEliminarJajajajaja jajajaja bien dicen que el diablo luego se sienta a observar una tomar nota de las personas.
EliminarTe dejo un abrazo de esos que te hacen sentir en el cielo y en el infierno al mismo tiempo...
Uf! Qué miedo...
ResponderEliminarExcelente relato.
Un abrazo.
La vida misma luego es tan ilógica como algunos relatos, a veces da miedo a veces no tanto.
EliminarTe dejo un abrazo de esos que necesita uno en una película de terror.
Jo... historias para no dormir.
ResponderEliminarDa miedo eh...
O pudiera ser para seguir durmiendo y buscar algún día un tesoro, aunque sabe de que forma reaccionariamos.
EliminarTe dejo un abrazo de miedo...
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ResponderEliminarBro, me encantas
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