“ ...Tanta cara de boludo, te estás pareciendo a mí, si no fueras un reflejo, diría que estoy ahí...” Es complicado tanto me había acostumbrado a la soledad que cuando una mina me aceptó tal cual era fue muy complicado decirle que no, total ya iniciaba los 25 años, justo la edad a la cual les había dicho a mis padres que iba a procrear mi primer hijo, ella se llamaba Andrea tenía 22 años, tauro, 158 de estatura, 52 kg de peso, recién egresada de contaduría, con un futuro bestial y se fijó en mí, nos encontramos por casualidad en una feria del libro, en esos libros tirados que están a un coste muy bajo de parte de una editorial fue cuando yo tomé el libro y ella también, alcé la mirada y le dije que se lo dejaba, no quería discutir con nadie, ella me decía que no tendría que dárselo solo por ser mujer y yo le dije que no era por eso, solo era porque no quería discutir con nadie, había tenido un día de la chingada y no quería hacerlo peor, ella cambió su mueca y me e
Historias que pasan, cuando cae la noche.