“Ya se van, van, van los fantasmas pequeñitos, ya se van, van, van, otro día volverán.” Al regresar a estas oficinas después de tanto tiempo el ambiente se sentía extraño, se sentía cierta melancolía, cierta tristeza y extrañeza, las oficinas no eran las mismas, nada era lo mismo, es más ni siquiera mi horario era el mismo. Dentro de toda esa extrañeza empezaron en radio pasillo un comentario de que se aparecía una niña con un par de muñecas, era extraño lo sé, eso existe en casi todos los lugares de trabajo, pero aquí al parecer era real, a varios compañeros ya se les había aparecido, yo siempre había dicho que depende como tengas la conciencia es como suceden las cosas. Un viernes eran las 9 de la noche, era el último en la oficina, las luces fallaban un poco, a veces se apagaban y tardaban en encender también otras veces tildaban, pero yo estaba absorto en mi trabajo, leyendo y releyendo esos documentos que no podía encontrarles coherencia, me sentí...
Antonio estaba sentado en el sofá, viendo la televisión. De repente, escuchó una voz en su cabeza. -¡Levántate!- Antonio se sobresaltó, logró reconocer la voz, era la voz que le hablaba cuando era niño pero tenía tanto tiempo sin escucharla que se quedó pasmado por unos minutos. -¿Qué quieres?- preguntó Antonio, con voz temblorosa. -¡Levántate y sal de aquí! - insistió la voz. Antonio se levantó del sofá y se acercó a la ventana, estaba dudando, miró por la ventana y la calle estaba totalmente vacía. -¿A dónde quieres que vaya? - preguntó Antonio. -¡No importa!- respondió la voz. -¡Sólo sal de aquí!- Antonio abrió la puerta y comenzó a caminar sin rumbo fijo, parecía que estaba hipnotizado, caminó por varios minutos hasta llegar a un lugar oscuro y totalmente solo, tenía la pinta de ser un parque. -¡Aquí es!- dijo la voz. Antonio detuvo su marcha como si le hubieran puesto un freno. -¿Qué tengo que hacer aquí?- preguntó. -¡No lo sé!- respondió la vo...