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Todo por no creer en el destino

 

Después de mucho tiempo, por fin ya estaba atravesando por una buena racha, las cosas se habían arreglado con mi esposa y también había conseguido un trabajo extra, bueno conseguí unas placas de taxi a muy buen precio y me salía a trabajar por las tardes un rato para poder completar para uno que otro lujito que quisiéramos darnos, lo mejor de todo es que ya tenía viajes seguros, casi casi era un chofer, ya que pocas veces subía a desconocidos, primero cuando iniciaba el turno era llevar a Sandra, la hija de la señora Hortensia la que hace la comida, era un viaje de casi una hora, después a media calle de la oficina donde la dejaba recogía a Don Gustavo aquel señor que vivía solo por cierto lo conocí por azares del destino, lo llevaba a          que comprará una barra de chocolate con cacao al 60%, después por un helado de yogurt, de ahí lo llevaba al Panteón donde iba a visitar la tumba de su esposa y si era viernes le dejaba 8 rosas rojas , después lo dejaba en su casa y ruleteaba por un par de horas, enseguida pasaba por Sandra y la llevaba a su casa, de ahí yo ya me regresaba a mi casa, en verdad me gustaba mucho esa rutina, muchas veces le decía a mi esposa que nos viéramos cerca del trabajo de Sandra, para ir al cine o ir por un helado o a platicar, todo eso después de dejar a don Gustavo.

 

Con esa rutina ya había cumplido 3 años, después de muchos intentos logramos embarazarnos, éramos los más felices del mundo, incluso había días que me ponía a trabajar hasta entrada la madrugada cuando Jannette mi esposa se iba a quedar a casa de sus padres o cuando su madre se iba a quedar varios días con nosotros. Era lunes lo recuerdo bien, Sandra no iba a ir a trabajar y yo también no tenía muchas ganas, la verdad había tenido unos sueños muy extraños todo el fin de semana y en mi trabajo como burócrata en la mañana había sido muy pesado, siempre sucedía así cuando teníamos auditoria, pero mi esposa me dijo “ya casi me alivio y no nos sobra el dinero, mi mamá está aquí, mejor aprovecha y sirve que en la noche pasas por esos cortes de carne que tanto te gustan, acuérdate que mi hermana Vianney te dejó unas botellas de vino tinto de donde trabaja allá en California”, era complicado poderme resistir a esa cara tan chula, por cierto ahora que estaba embarazada tenía ese brillo especial en los ojos, su nariz se le hizo un poco más ancha y sus mejillas estaban rojas, se veía más bonita que de costumbre, así que asentí y le di un beso muy grande, le prometí regresar temprano para hacer los cortes al carbón, ella me respondió el beso y me dijo “aquí te vamos a esperar amor”.

 

Por fortuna el primer viaje me dejó cerca de don Gustavo, me tardé unos 10 minutos más y el me esperaba impaciente en la entrada de su casa, era extraño desde que lo ví, tenía un par de maletas a su lado y él se notaba muy acelerado, como si le faltará calma, incluso desde que llegué me dijo “qué bueno que llegaste, pensé que no ibas a llegar… ayúdame con esas dos maletas, ponlas en la cajuela”, yo obedecí y le pregunté si íbamos a ir a comprar su chocolate o el helado primero, pero sentado en el asiento de atrás me dijo “no hijo, miré, ahorita me llevas al velatorio que está ahí en la del Valle y me dejas ahí y mientras yo estoy ahí le llevas esas dos maletas al señor de los helados”, yo solo asentí, no quise hacer ninguna pregunta, el señor era muy reservado y cuando no quería hablar simple y sencillamente no decía nada y se ponía a ver por la ventana del auto y eso hizo esa tarde. Para llegar al velatorio estaba de la chingada el tránsito, faltando poquito más de media calle me dijo “yo creo mejor me bajo y llego caminando, solo es doblar esta esquina y a media calle esta, sirve que mientras va con el señor de las nieves de yogurt y le entrega las dos maletas y este folder que te dejo aquí, después ya pasas por mí de nuevo”, yo asentí, en verdad iba a cerrar muy bien la tarde, con ese viaje me iba a ir mucho mejor de lo que esperaba, así que manejé hasta donde el señor de las nieves de yogurt pero la sorpresa fue de que no estaba, me dijo su trabajador que se había ido a un velorio a la del Valle, entonces me regresé, estaba pensando seriamente en que la suerte me estaba sonriendo.

 

Al llegar al velatorio pase en el auto y no vi a Don Gustavo ni al señor de las nieves de yogurt, entonces me estacioné y bajé para buscarlo, era complicado porque es un lugar donde hay como muchas salas donde hay mucha gente velando al mismo tiempo, no sabía a donde entrar así que decidí ingresar con algunos deudos que iban, de pronto en una de las salas vi la fotografía de Don Gustavo, en ese momento pensé que él era uno de los socios de ese lugar, tenía una fotografía grande y la sala tenía su nombre, no había duda que él iba a estar ahí, pero cuando entré, me sorprendió ver al señor de las nieves, se paró de inmediato y me dio un abrazo, yo quería decirle que tenía un encargo de don Gustavo cuando de pronto me empezó a encaminar hacía el féretro mientras me decía “es complicado, sabes, los sábados que lo veía que tu no ibas, ahí en el billar de la vuelta de su casa nos decía que eras el hijo que nunca tuvo, nos comentó que lo llevaste alguna vez al beisbol y estaba muy emocionado porque pronto ibas a tener un hijo, incluso él nos decía que quería que se llamara Gustavo, como él que decía que iba a ser su abuelo…”, en eso dejé de escuchar la plática del señor, todo se me hizo en cámara lenta, era imposible, estafa frente al féretro y ahí estaba Don Gustavo, estaba descansando con su expresión que ponía cuando veía por la ventanilla del auto pero ahora con los ojos cerrados, en ese momento recordé que lo había llevado hasta ahí quizás hora y media antes, justo en ese momento se me nubló la vista, me empecé a marear, me empezó a faltar el aire y de pronto me desvanecí.

 

Al despertar estaba sentado en un sillón, ahí en el mismo velatorio, el señor de los helados de yogurt estaba frente a mí, me estaba diciendo que nadie se lo esperaba, cuando de pronto sin más me dijo “mejor vete yendo hijo, mañana a misa será a las 10 am y el entierro a las 11 am ahí en panteón francés, ojala nos pudieras acompañar, pero mientras vete que tu esposa te espera en casa”, escuché atento y después le dije que Don Gustavo había dejado unas cosas para él, pero solamente se me quedó viendo a los ojos y me dijo mientras esbozaba una sonrisa “eso es para ti, incluso lo dice en la carta que viene dentro del sobre, bueno en el sobre viene una copia de su testamento, me dijo que te lo iba dar, nos vemos mañana en el entierro y el viernes en la notaría de Amores, solo será ya pura formalidad”, me despedí de un abrazo todavía sin poder entender lo que había sucedido, me fui a mi auto y revisé el sobre, vaya era una carta y una copia de su testamento, en el testamento todo era para mí y en la carta decía que agradecía demasiado todo lo que había hecho por él y que me dejaba todo lo que tenía pero que quería que cumpliera una promesa la cual decía “…todos los viernes llévale 8 rosas rojas a la tumba de mi viejita…” y después cerraba con un “…espero te sirva un poco lo que te dejo, sabes me gustaría que si cuando nazca tu bebé es un varón, le pusieras mi nombre y le digas que es en honor a su abuelo que nunca tuvo…” en ese momento me puse a pensar seriamente en como habían sucedido las cosas desde la vez que me dejo Jannette, después que tuve un ascenso en el trabajo y don Javier el señor del taxi había hecho una casita en su pueblo y me vendió su taxi con todo y placas a un precio muy barato y aparte en facilidades, después la rutina que hice de inmediato, conocer a don Gustavo, llevarlo al panteón, llevarlo al beisbol, llevarlo por su chocolate y por su helado, carajo, quizás las cosas se van armando poco a poco y uno nunca se da cuenta, por eso solo puedo decir “todo por no creer en el destino”….



Comentarios

  1. ¿Pero cómo pudo prepararlo todo, llegar en el taxi y morirse en unas pocas horas?

    Me he esperaba un guión más retorcido y que su familia estuviese amenazada, pero me alegro que haya acabado bien :) a veces es bueno creer en el destino.

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    Respuestas
    1. Quizás lo puse mal, lo que quería dar a entender era qué el alma del señor Gustavo ya muerto quería que el taxista fuera a su funeral, como nuestra de agradecimiento por la amistad.

      Te dejo un abrazo de esos que es una invitación al. Funeral.

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