Dios te salve María

 

“…Complota el miedo y la razón,

Ya no vales, no existe salvación…”

 

¿Has sentido como que alguien te ve? Si lo has sentido, recuerdo bien cuando estabas en la sala de tu casa haciendo tu tarea o armando esos legos con los que siempre te diviertes pero de pronto sientes una mirada, te parás y volteas a ver a alguien pero no hay nadie, le gritas a tus familiares pero después recuerdas que salieron a la comida de la tía y tu te quedaste solo, entonces sigues en lo tuyo, pero vuelves a sentir esa sensación de que alguien te esta viendo, volteas a ver con el rabillo del ojo y ves como una sombra atraviesa de lado a lado, el corazón se empieza a acelerar un poco pero tu decides mentirte a ti mismo y decir que no viste nada, le hablas a Fido para que venga a acompañarte, al tercer grito se escuchan sus patas corriendo por el patio y después ya casi para llegar a la sala recuerdas que tiene dos meses que falleció, tu mente empieza traicionarte y te preguntas a ti mismo ¿Por qué escuché sus pasitos?, justo cuando estas pensando en eso escuchas que los trastes se mueven de lugar como si se ladearan, te intentas parar pero sientes que tus pies están pegados al piso y no puedes, como si se quedarán si fuerzas, y empiezas a ver como una pelota va cayendo lentamente por las escaleras, lo ves todo como en cámara lenta mientras sientes como tu corazón empieza a latir como si te estuvieran correteando, en eso sientes como alguien pasa por tu lado, claro que sentiste esa corriente de aire frío, no puedes dar una explicación, es pleno verano y estas a 30 grados centígrados, por fin puedes pararte y caminas hacía la puerta pero en eso sientes que alguien pone una mano en tu hombro, sientes claramente como te toman sin hacerte daño, solamente sientes lo pesado de la mano, volteas de forma rápida pero no hay nadie, cuando tocas la perilla para abrir la puerta sientes un vaho en tu oreja derecha y de pronto escuchas unas risas, cierras los ojos lentamente, quieres llorar, de pronto recuerdas lo que te decía tu abuela y empiezas “Dios te salve María, llena eres de gracia…”

 

Pasa el tiempo y te vas acostumbrando a eso que sucede de vez en cuando, aprendiste a callar para que no te tachen de loco y también para evitar que te mandarán de nuevo al retiro religioso en semana santa, no vas a mentir a veces te pones a jugar con esa sensación, te hace sentir vivo, solo conoces a una persona que te entiende y es Betty, aquella niña que es igual de rara que tú o al menos es lo que dicen los demás, muchos bromean diciendo que son novios, tu solamente dices que no pero por dentro te mueres de que sea verdad, pero ella te entiende, ella también cree en eso, se pasan la tarde viendo películas de terror, algunas noches se hacen confesiones de terror en el patio de ella mientras están quemando bombones en una fogata. De pronto un día ella se tuvo que ir, sus padres se divorciaron y terminó mudándose a 1,200 km de distancia, aunque mantienes la charla con ella por redes sociales y teléfono, claramente no es lo mismo; ese viernes tu la sentías extraña, ella tenía días que no había dormido bien, te despertaba con una llamada a las 2 o 3 am para decirte que la estaban viendo, que no podía dormir, a veces te gritaba cosas sin sentido y tu le decías que ese rezo de tu abuela era infalible, le pedias poner en altavoz y empezabas, pero ese viernes era extraño, no te había marcado, su última conexión fue a las 20:38 horas del Jueves, tu te sentías extraño, habías soñado con ella, despertaste sudado como por ahí de las 5:29 de la mañana, la habías soñado, solo recordabas que te daba un beso tan dulce como la miel pero después te decía, “si llegan a decir tu nombre, no vayas”.

 

Ya habían pasado 3 años de la muerte de Betty, no tenías ningún confidente ya, te habías vuelto mas apartado de la sociedad, no tenías ningún amigo físico, todos eran virtuales, estabas en 3 o 4 grupos de cosas paranormales en redes sociales, estabas en la computadora discutiendo con un tipo por su historia tan inverosímil y en eso escuchaste tu nombre, volteaste de forma instintiva hacía la puerta de tu cuarto la cual viste como se abría, te quedaste viendo pensando en que había sido alguien de visita, te paraste de mala gana a cerrar la puerta cuando de pronto volviste a escuchar tu nombre, no podías creerlo, simple y sencillamente era la voz de Betty, volvía a repetir tu nombre, lo escuchabas en el piso de abajo, caminaste de forma apresurada y cuando te diste cuenta faltaban dos escalones para terminar de bajar las escaleras y sentiste como la temperatura empezó a descender, también te diste cuenta de un aroma como a azufre, pero viste a Betty de espaldas, diste un brinco y fue cuando te diste cuenta que traías los audífonos puestos, en ese momento viste tus audífonos en el suelo y mientras levantabas tu mirada recordabas la frase que te dijo Betty en ese sueño “si llegan a decir tu nombre, no vayas”….